domingo, 9 de marzo de 2014

SORORIDAD INTERÉTNICA


En el día de las mujeres trabajadoras (¿redundancia superflua o énfasis necesario?) me fui a cenar con las mujeres saharauis. 
Nos habían invitado: "Las mujeres Saharauis y Canarias juntas en la lucha por sus derechos"


Una invitación a la sororidad interétnica. "porque sabemos que saben" (me dijo Fatma, lideresa comunitaria y conferenciante en el acto)
 "Conocen la injusticia que nos ha arrastrado a ser doblemente desplazadas, primero a Argelia - a los campos- y luego a Canarias."

Fatma, a la izquierda de la foto.

Y en verdad, al acto no solo llegaron mujeres saharauis. Llegaron muchas mujeres canarias, como las chicas de la foto, de etnia saharaui, e hijas de los desplazados.  Y algunas mauritanas.


 Sin embargo, tan solo aparecimos tres mujeres de etnia no saharaui.
Ellas eran unas sesenta. Había unos veinte hombres. Y un incontable número de niñas y niños correteando.

Quizás la falta de difusión inhibió la participación de otras mujeres, de Canarias, peninsulares, latinas o de otras nacionalidades acogidas en la isla.

 Lanzarote se comporta sociológicamente como islas dentro de la isla, y los problemas de conectividad estructurales y culturales son múltiples.

Mucha gente local acusa a los inmigrantes de estar en guetos, pero en verdad, rara vez se acerca a sus actos o a sus vidas cuando son invitados. Ni siquiera cuando se trata de culturas de hospitalidad legendaria, como los pueblos del Sáhara.




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Cinco mujeres dieron una conferencia en la que recordaron como en 1964 se instauró la Unión Nacional de Mujeres Saharauis  http://mujeressaharauisunms.blogspot.com.es/ y reclamaron los derechos de las mujeres en todo contexto de desplazamiento o refugio. 




Las conferenciantes Fatma y Mbarka (de 50 y 22 respectivamente) hablaron en español. Ambas residen aquí y son lideresas en la asociación saharaui lanzaroteña. Otras dos mujeres, procedentes de los campos, hablaron en arabe con emoción y virulencia. Desgraciadamente fueron traducidas por un hombre, que quitó emoción y aventuro que edulcoró el discurso. 

Tras la conferencia, no se hizo esperar el turno de palabra de los hombres, ya que todos los presidentes de las organizaciones convocantes (saharauis y mauritanas) son hombres y estuvieron en el backstage de todo el evento. 

Un par de hombres no saharauis, políticos locales, también intervinieron.

Incluso participó un mansplainer coránico, un espontáneo que saltó al escenario para adoctrinar sobre el Corán. 


Dió la tabarra hasta que el presidente de la organización saharaui le invitó a callarse.

***

Al terminar la presentación, las mismas conferenciantes sirvieron couscous con cabra y verduras. Algunos hombres ayudaron a servir.
                          
                               

                                  


Entre las asistentes había amas de casa, limpiadoras, camareras, estudiantes, y una médica.

¿Me encontré en el evento con mujeres feministas? No.
Me encontré con mujeres empoderadas. Sin duda.

Por la historia: las saharauis han adquirido un liderazgo social único ya que tuvieron que hacerse cargo de la seguridad, la familia y el trabajo productivo en medio del desierto; mientras los hombres luchaban en el Frente Polisario.  
Y por la historia de doble desplazamiento, que obliga a desarrollar mil resiliencias.

***

De entre las estudiantes, estas chicas querían que les hiciera una foto 
con la bandera saharaui.
¡Pero se tapaban la cara!


Imaginé que el miedo a las represalias en los campamentos y en los territorios ocupados, había establecido como costumbre y finalmente como moda iconogáfica, el taparse con la bandera.


Lo curioso es que las fotografiadas eran niñas españolas de padres saharauis, pero que heredaron una estética surgida del miedo. 
                                 









                                       






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