domingo, 31 de agosto de 2014

No son ellas, somos nosotras


Ser asesinada por tu pareja hoy en España, te convierte en la mujer que no lucha. En la tonta.
Lo dice la prensa, son sus iniciales sucias, donde nunca hablan de lo que la mujer hizo por sobrevivir (del tiempo de lucha, del forcejeo) y siempre hablan de lo que la mujer no hizo por sobrevivir (no denunció).

Ser asesinada por tu pareja hoy en España, te convierte en su propiedad. En la suya.
Lo dice la prensa "apuñala a su mujer", "la mató a golpes porque...", "degolló a su esposa de 43 años"

Ser asesinada por tu pareja hoy en España, te deja sin identidad. Te convierte en la nada
Nadie recuerda los nombres, no hay ningún homenaje, solo páginas amarillas de periódicos de provincia.

Ser asesinada por tu pareja te convierte en un número. Pero incluso eso, solo cuando son magnánimos, y tu posibilidad de entrar en el conteo no se precipita por el desagüe por alguna excepción a la ley.

¡Qué gran victoria para el asesino! Se diría que consiguió lo que quería, que ella sea la tonta, la suya, la nada.

¡Qué gran victoria para el asesino cada silencio del gobierno! ¡Es lo que siempre quiso!
Le susurrará al fantasma de la asesinada por fin te tengo callada, por fin nadie te escucha, por fin te enteras de que no vales nada. 

¿Por qué nadie recuerda sus nombres, nuestros nombres? 
Todo son alicientes para el asesino.

Yolanda, Raquel, Verónica, María, Gregoria, Andina, Esperanza, Mónica, Mª del Carmen, Nuria, Sara, Isabel, Rosa, Araceli, Mª Dolores, Mª Helena, Maria Belén, Plha, Ana, Adela, Mª Luisa, Silvia, Patricia, Maria de los Ángeles...

Hay que rescatarlos, rescatarlos todos, y no dejar ninguno pendiente por las excepciones de la ley.
Hay que repetirlos más.
Hay que repetirlos siempre.

Esta mañana el hospital en el que está ingresada una mujer que ayer fue apuñalada no una ni diez veces, sino veinticinco veces por su pareja, declaró a la prensa que estaba muerta. Luego rectificó y dijo que seguía viva.

El propio hospital donde está ingresada no sabe si está viva o no.

Que salen y dicen que se ha muerto y luego es que no.

¿Pero tan poco importa que estemos vivas?
Bailan con nuestros números y con nuestra vida como si fuéramos mercancía. 
Nos dan aproximaciones del número de asesinadas como quien contara docenas de huevos.

¡Qué gran victoria para el asesino!, ¡qué gran aliciente!

Recordad siempre. No son ellas, las otras. Somos nosotras, nosotras mismas. Y la prensa, el gobierno y gran parte de la sociedad están invitando a los machistas a matarnos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario